Gradualmente el gesto y la mímica, el canto, la danza y el rito requirieron, por necesidad o por fuerza, de la voz, a medida que fueron apareciendo los sonidos articulados, la palabra.
Revolucionó la estructura anatómica de la especia humana porque la laringe registró un descenso y el esófago se separó de la tráquea con la que mejoró la fonación.
Desde la aparición de la palabra, el habla, a pesar de su "evanescencia intrínseca", se constituyó en la forma de lenguaje más utilizada en los intercambios materiales y simbólicos de los seres humanos.
Los lenguajes, entendidos como sistemas de signos organizados que tenían un significado, se fueron acumulando como canales para vehicular mensajes.